Poemas
Ciervos de oro…
brillando sin protegerme
Sagrado dolor de los santos
liviana armadura de ángel
Mi pasión eterna abraza la tierra
Como si se tratara de un Sol trasquilado
¡Midas! transformado en asesino
resplandeces en esta noche tan oscura.
CLARIVIDENCIA
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Conjuro que se desprende del Caos, estrella solitaria que dormita en profundo lago… La terrible sensación de show televisivo, lunática presión que nos agrieta la cara. La incomprensión hallada en la voluptuosidad de este verbo es un extraño placer, tantos rostros de aparecidos… Mis ideas tan presentes, tan locuaces, tan sin noción de ser una totalidad de la fe. Es el estado del Caos el estado del vacío, es el estado del Caos, el estado de creación permanente.
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Fanática farsa, reliquia de la ciencia. Los mismos amaneceres de los que uno hierve. El público que deja de ser público, deshuesada puesta en escena. El dolor es siempre el mismo, son los actores… que embrutecen.
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La pintura que chorrea su tinta desde los ojos de un minusválido, aplastan un enorme sol de barro. Gigantesca se avecina la quietud de la tormenta ¡Surge esculpido desde mis entrañas! el temor de no saber a dónde es que se va y de que se huye.
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Millones de ojos ¡ahí! para recordarme que profané tus secretos. Ilusión que materializa tus gestos ¿Por qué el hombre le da tanta importancia al hombre? ¿Somos un sinfín de ideas vagas? El emerger de un arte atosigado de vísceras, se jura impío. La falsa brillantez que surge del delirio: fantasía caduca de un incongruente ser. Ha de quedarse el hombre sin rostro y sin expresión.
Sentado en una barca
que mira la ilusión de las estrellas
La NADA que se esconde
tras este hechizo llamado cielo
Dejaré que un mal poema me represente
Que un mantra tántrico identifique plenamente la belleza entrelazada de los cuerpos
Existo como una piedra sepultada en el lodo
como el fuego acogido en los brazos de una semilla
a veces dejo pasar la vida
amurallado de ideas
como una vieja expresión de fuegos cruzados
Así sienta que los demonios usan las lenguas del hombre para negarme
la herida en mi lomo ruge encendida
llora el guardián del dolor tras la puerta
libera sus almas una nación que levita
los rostros que esgrimen su piedad en la cosecha
flotan al interior de una burbuja
sus parpados intocables encuentran la felicidad de los esclavos
Intento atrapar el graznido de los buitres
mi picadura de leve satanás enfurece los cielos
la tristeza sumergida de una ballena jorobada
no deja de ocultarse
me libro de las tantas voces que escuché de un secuestrado
Dejo pasar la luz
Dejo pasar la mentira
Los animales salen de sus cuerpos
para engarzarse a una enorme máquina de silencio y de locura
Muero en esta tierra,
observando como las almas se dejan tomar por esa mano
que cuando abre la boca en su palma
los sentencia o los vomita.
El mal, satánico en su ciencia me enamora
¿Recuerdas cuando hipnotizados caímos en esa levedad que viciosa nos aprisiona? Aquel día que por primera vez cantaste poesía directo a mis ojos: Llama azul del conocimiento, sorpresiva forma de conquistarme; dislocar las palabras a tu manera, de un modo tan natural… Levanto el polvo para mostrar este nuevo camino, el desencanto. Amada policromática, flor de propiedades curativas, muchos han hablado de ti, de ti y de tu veneno paradisiaco. Me he enterado de oídas que la fe de tú llanto es inarrancable. Yo no he visto nada así que no hay testigo que me respalde. Por placer no se rebela el esclavo. Por placer nos asesinamos. Gran cantidad de heridas, bestia imposible de domesticar. Un arrullo de madre que cambia mis expresiones, un silbido suave que aligera la carga de penas. Murmullo acaramelado, sonido de luz tras la puerta. Si me integro al tráfico de sombras que revuelca mi mente, es por mantener su fijación sujeta al alma. Trapecio ondulante en los pasos de la quimera, líneas que se desprenden de la fugacidad de su cuerpo. Los payasos paracaidistas que se lanzan desde un avión en picada, vistos por la laguna, sin saber perder.
Ni hormigas…Y querer la resurrección
Bellas estrellas ardiendo en rabia. Enumeradas desde el noctambulo circulo de la sirena hasta levantarse transversales en inmensa nube de polvo… Dibujado en su anatómica forma el movimiento de los astros, divinas manos acarician su semilla en el loto… ¡Oh! Tierra gris y multiforme en sus partículas: sueño escondido en el rebuzno imaginario de la mula. Sepultado de epigramas me he visto esclavizado por luminosas quimeras. Canto hacia el vacío desde una patria inexistente. Los seres que transitan en mi cuerpo son hijos de la santidad de un triste ermitaño. Mutilado de verde hasta el enrojecimiento, he sido alimentado por ancianas deidades… La sabiduría de Quirón sobre el salvajismo de mis patas de potro lucha contra la fascinación de ser gladiador de circo, combaten su terrible afán por brillar más que la luz. Agotado de razón he sido víctima de un sedentarismo anciano, ahora que puedo volver a pisar sin derrumbarme, que puedo contemplar las bondades de sentirme insecto, deshumanizarme hasta ser: 100 por ciento humano. Dejé de pensar con la carne para hallar el último elemento del que fui materia, ser antorcha gris y responder en alto: Tan solo soy un parpadeo mágico, del simio preso en su corona.
CONVULSIONES
Soy el señor que todo lo gira en el cielo
Soy la ira que amarillea los rostros de vergüenza.
La serpiente que no se comió el cuento y lo vomito enseguida NIEGA la HERIDA sobre la cual se formó mi doctrina. Somos una selva de gestos. Un devenir de honestos avatares. La vida acumulada en pequeños fragmentos, seduce las caricias que adormecen los rincones del alma. No hay paz para alcanzarte, no hay tierra que mantenga de rodillas a un árbol. Pedazos oscuros de mar, emergen puros desde el color de la noche. Las flores del vientre siembran falsas eternidades. Los insectos que guardan sus voces en el filo del tiempo, son como luces de véngala que se arrastran; sin saber de dónde es que aparecerá la cabeza que oriente sus ojos. Los cuentos hebreos del pantano, relatos del más sincero secreto. Risa colorida que desdibuja las olas, valientes armas para un desaparecido. Juro ante Cristo, ¡Ser superior a las ratas! que como mendigo encerré mi fortuna en el letargo… Monstruo alucinante que espera ser resucitado ¡Oh! Padre cósmico, tus dones encerrados bajo tierra, tu despiadado encarcelamiento de almas. Esgrimes el alba negra de los pastores y su pureza hambrienta de carne, tu bondad arrebatadora de hijos repara los vientres que alojan la nada, la nada y sus cantos fluviales llenos de mariposas. El amor de los faunos se clava en la madera del hacha. Nace la llama de los brazos de serpiente y la humanidad, de puercoespines.



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